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Hace tiempo se sabe que las plantas pueden servir para tratar ambientes contaminados. Funcionan como bombas a batería solar, capaces de extraer los contaminantes del agua y metabolizarlos o almacenarlos en tejidos especializados. Hace tiempo se sabe que las plantas pueden servir para tratar ambientes contaminados. Funcionan como bombas a batería solar, capaces de extraer los contaminantes del agua y metabolizarlos o almacenarlos en tejidos especializados. Este proceso se conoce como fitorremediación, y aunque las plantas lo hacen normalmente, es demasiado lento como para ser empleado en la práctica. Por eso los científicos quieren acelerar el proceso, agregando algunos genes que ya se saben están involucrados en el metabolismo de los contaminantes. Investigadores de Estados Unidos introdujeron el gen de mamíferos correspondiente a la proteína citocromo P450 2E1 en el genoma del álamo, con el objetivo de lograr álamos con mayor capacidad fitorremediadora para remover y degradar contaminantes como el tricloroetileno (TCE), el cloruro de vinilo y el tetracloruro de carbono del agua y suelo contaminados. Estos compuestos, conocidos carcinógenos o neurotóxicos, son ampliamente empleados en las industrias y suelen aparecer en las aguas subterráneas. Los álamos transgénicos también resultaron capaces de remover contaminantes del aire, como el cloruro de vinilo, el cloroformo y el benceno, empleado en el procesamiento de plásticos y del petróleo. Los álamos crecen rápido y pueden hacerlo por muchos años sin florecer, lo que es ideal para desarrollar variedades transgénicas.