Un gen de la espinaca ayudaría a resistir enfermedades en los cítricos
Los genes de espinaca están siendo usados como una cura para la enfermedad del enverdecimiento de los cítricos, o Huanglongbing (HLB). Esta enfermedad bacteriana afecta la producción porque los frutos se vuelven amargos y deformes.
Los genes de espinaca están siendo usados como una cura para la enfermedad del enverdecimiento de los cítricos, o Huanglongbing (HLB). Esta enfermedad bacteriana afecta la producción porque los frutos se vuelven amargos y deformes.
El Dr. Erik Mirkov, patólogo de plantas del Texas AgriLife Research, realizó estudios exitosos con árboles transgénicos que contienen un gen específico de la espinaca. Los árboles resultaron resistentes en ensayos de invernadero, y pronto harán pruebas de campo en Florida. “Este proyecto comenzó con una beca de tres años del Departamento de Agricultura de EE.UU. cuando el interés era encontrar la resistencia a la cancrosis de los cítricos”, dijo Mirkov.
Señala el investigador que las proteínas de espinaca presentaban resistencia de amplio espectro frente a bacterias y hongos, y por eso comenzó a probarlas contra el enverdecimiento. “Inyectamos la enfermedad en las hojas de las plantas transgénicas y se observa que las lesiones bacterianas no se extendieron”, dijo. “Además las plantas transgénicas infectadas florecieron y produjeron un montón de hojas, mientras que los árboles no transgénicos produjeron sólo una hoja.”
El Dr. Mirkov probó los genes de espinaca en distintas variedades de árboles de pomelo y naranja con resultados exitosos.
“Hay un montón de normas y requisitos que cumplir, pero sin inmunidad al enverdecimiento de los cítricos, la industria de los cítricos de todo el mundo se encuentra en riesgo. El enverdecimiento de los cítricos es la peor pesadilla para un productor de cítricos, porque en este momento no hay cura. Se puede extender por años antes de que pueda ser detectado, por lo que es insidioso, por decir lo menos. “
El enverdecimiento de los cítricos se cree que se originó en China en el año 1900, según el sitio web del USDA. Se transmite principalmente por dos especies de insectos psílidos. Fue detectado en Florida en 2005 y a principios de este año en el Valle Bajo del Río Grande de Texas. No es dañino para los seres humanos, pero ha perjudicado a los árboles en Asia, África, la Península Arábiga y Brasil.
El Dr. Erik Mirkov, patólogo de plantas del Texas AgriLife Research, realizó estudios exitosos con árboles transgénicos que contienen un gen específico de la espinaca. Los árboles resultaron resistentes en ensayos de invernadero, y pronto harán pruebas de campo en Florida. “Este proyecto comenzó con una beca de tres años del Departamento de Agricultura de EE.UU. cuando el interés era encontrar la resistencia a la cancrosis de los cítricos”, dijo Mirkov.
Señala el investigador que las proteínas de espinaca presentaban resistencia de amplio espectro frente a bacterias y hongos, y por eso comenzó a probarlas contra el enverdecimiento. “Inyectamos la enfermedad en las hojas de las plantas transgénicas y se observa que las lesiones bacterianas no se extendieron”, dijo. “Además las plantas transgénicas infectadas florecieron y produjeron un montón de hojas, mientras que los árboles no transgénicos produjeron sólo una hoja.”
El Dr. Mirkov probó los genes de espinaca en distintas variedades de árboles de pomelo y naranja con resultados exitosos.
“Hay un montón de normas y requisitos que cumplir, pero sin inmunidad al enverdecimiento de los cítricos, la industria de los cítricos de todo el mundo se encuentra en riesgo. El enverdecimiento de los cítricos es la peor pesadilla para un productor de cítricos, porque en este momento no hay cura. Se puede extender por años antes de que pueda ser detectado, por lo que es insidioso, por decir lo menos. “
El enverdecimiento de los cítricos se cree que se originó en China en el año 1900, según el sitio web del USDA. Se transmite principalmente por dos especies de insectos psílidos. Fue detectado en Florida en 2005 y a principios de este año en el Valle Bajo del Río Grande de Texas. No es dañino para los seres humanos, pero ha perjudicado a los árboles en Asia, África, la Península Arábiga y Brasil.