Bacterias modificadas para elaborar un sucedáneo de la gasolina
Nuevas cepas de bacterias modificadas secretan los precursores esenciales para producir biocombustibles de alto octanaje, que podrían un día quizás no muy lejano reemplazar a la gasolina.
Nuevas cepas de bacterias modificadas secretan los precursores esenciales para producir biocombustibles de alto octanaje, que podrían un día quizás no muy lejano reemplazar a la gasolina.
Se necesitan nuevos biocombustibles para coches y otros vehículos. El etanol, el biocombustible más popular en el mercado, proporciona sólo dos tercios de la energía que suministra la gasolina. Otra desventaja del etanol frente a la gasolina es que los combustibles que contienen etanol corroen tuberías, tanques y otras infraestructuras utilizadas para transportar y almacenar gasolina.
La gasolina libera más energía que los biocombustibles actuales cuando se hace arder en un motor de combustión interna, y permanece líquida en un amplio rango de temperaturas. Además, cientos de millones de automóviles en el mundo están construidos para usarla como combustible.
Pero la humanidad no puede seguir utilizando gasolina por tiempo indefinido; las reservas de petróleo están menguando, y por otro lado quemar combustibles fósiles agrega grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Los biocombustibles, al estar elaborados a partir de biomasa vegetal, son neutros en emisiones de dióxido de carbono (CO2), ya que al quemarse no liberan a la atmósfera más CO2 que el que absorbieron no mucho tiempo antes las plantas con las que se los elabora. En cambio, quemar petróleo o sus derivados, implica liberar a la atmósfera carbono extra, que ha estado almacenado en el subsuelo durante millones de años.
El equipo de la profesora Pamela Silver, de la Universidad de Harvard y el Instituto Wyss para la Ingeniería Biológicamente Inspirada, adscrito a dicha universidad, en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, está buscando nuevas formas de producir biocombustibles similares a la gasolina que puedan ser transportados y almacenados en las infraestructuras ya existentes para la gasolina a lo largo y ancho del mundo, y que puedan ser quemados en los motores de los automóviles comunes que mucha gente posee.
Mediante la estrategia de "redirigir" la vía metabólica que conduce a la generación de ácidos grasos en bacterias E. coli, los investigadores han creado una nueva técnica para elaborar un tipo de biocombustible que puede ser definido como un sucedáneo de la gasolina.
Silver y sus colegas ya han obtenido resultados iniciales muy prometedores. Mediante una reconfiguración de la vía metabólica que genera ácidos grasos en ciertas bacterias, el equipo de Silver ha ideado una nueva manera de elaborar un biocombustible similar a la gasolina, al que se podría definir como un sucedáneo de ésta. Estas nuevas cepas de bacterias modificadas secretan los precursores esenciales para producir biocombustibles de alto octanaje, que podrían un día quizás no muy lejano reemplazar a la gasolina.
Las mismas cepas de bacterias u otras muy similares pueden también producir precursores de fármacos, bioplásticos, herbicidas, detergentes, y otros muchos productos útiles.
En el trabajo de investigación y desarrollo también han participado Joe Torella, Tyler Ford, Scott Kim, Amanda Chen y Jeffrey Way.
Se necesitan nuevos biocombustibles para coches y otros vehículos. El etanol, el biocombustible más popular en el mercado, proporciona sólo dos tercios de la energía que suministra la gasolina. Otra desventaja del etanol frente a la gasolina es que los combustibles que contienen etanol corroen tuberías, tanques y otras infraestructuras utilizadas para transportar y almacenar gasolina.
La gasolina libera más energía que los biocombustibles actuales cuando se hace arder en un motor de combustión interna, y permanece líquida en un amplio rango de temperaturas. Además, cientos de millones de automóviles en el mundo están construidos para usarla como combustible.
Pero la humanidad no puede seguir utilizando gasolina por tiempo indefinido; las reservas de petróleo están menguando, y por otro lado quemar combustibles fósiles agrega grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera. Los biocombustibles, al estar elaborados a partir de biomasa vegetal, son neutros en emisiones de dióxido de carbono (CO2), ya que al quemarse no liberan a la atmósfera más CO2 que el que absorbieron no mucho tiempo antes las plantas con las que se los elabora. En cambio, quemar petróleo o sus derivados, implica liberar a la atmósfera carbono extra, que ha estado almacenado en el subsuelo durante millones de años.
El equipo de la profesora Pamela Silver, de la Universidad de Harvard y el Instituto Wyss para la Ingeniería Biológicamente Inspirada, adscrito a dicha universidad, en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, está buscando nuevas formas de producir biocombustibles similares a la gasolina que puedan ser transportados y almacenados en las infraestructuras ya existentes para la gasolina a lo largo y ancho del mundo, y que puedan ser quemados en los motores de los automóviles comunes que mucha gente posee.
Mediante la estrategia de "redirigir" la vía metabólica que conduce a la generación de ácidos grasos en bacterias E. coli, los investigadores han creado una nueva técnica para elaborar un tipo de biocombustible que puede ser definido como un sucedáneo de la gasolina.
Silver y sus colegas ya han obtenido resultados iniciales muy prometedores. Mediante una reconfiguración de la vía metabólica que genera ácidos grasos en ciertas bacterias, el equipo de Silver ha ideado una nueva manera de elaborar un biocombustible similar a la gasolina, al que se podría definir como un sucedáneo de ésta. Estas nuevas cepas de bacterias modificadas secretan los precursores esenciales para producir biocombustibles de alto octanaje, que podrían un día quizás no muy lejano reemplazar a la gasolina.
Las mismas cepas de bacterias u otras muy similares pueden también producir precursores de fármacos, bioplásticos, herbicidas, detergentes, y otros muchos productos útiles.
En el trabajo de investigación y desarrollo también han participado Joe Torella, Tyler Ford, Scott Kim, Amanda Chen y Jeffrey Way.