“Con los análisis genéticos el robo de ganado ha disminuido drásticamente”
El prestigioso laboratorio de la UNLP, mediante muestras de ADN, resolvió más de 150 casos de abigeato en todo el territorio bonaerense.
La investigadora Pilar Peral García, doctora en Ciencias Naturales dirige el Instituto de Genética Veterinaria de la UNLP. Se trata de un prestigioso laboratorio que, mediante muestras de ADN, resolvió más de 150 casos de abigeato en todo el territorio bonaerense. Destaca que, a través de estos estudios, la Justicia tiene pruebas para frenar ese delito. El bife estaba en su punto justo: ni muy cocido ni crudo. Era tierno y tentador, hasta que terminó en las manos de un grupo de expertos del Instituto de Genética Veterinaria “Ingeniero Fernando Noel Dulout” (Igevet). Tras un riguroso estudio, llevado a cabo con equipos sofisticados, los especialistas confirmaron la sospecha: la carne provenía de una vaca que había sido robada. “Somos algo así como los investigadores de las series de Estados Unidos que realizan estudios de ADN, pero los hacemos en animales”, explicó Pilar Peral García, directora de esa prestigiosa institución que depende de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y, desde el viernes, también del Conicet. Ocupada con los preparativos para el acto de inauguración de esa doble dependencia institucional -y con su madre que la esperaba para salir a realizar trámites- la científica se hizo un tiempo para charlar con Hoy. Peral García es bióloga de la Facultad de Ciencias Naturales, pero unos meses antes de recibirse ingresó al Instituto de Inmunogenética Animal y Genética de Veterinaria (actual Igevet) y el lugar se convirtió en su segundo hogar. “Me fascinó ver cómo la genética podía identificar un animal con instrumentos que no eran simplemente la vista sino con elementos de laboratorio”, expresó apasionada por su profesión. En la actualidad, la investigadora también dirige el Servicio de Diagnóstico Genético en Animales Domésticos, que funciona en el instituto (en 60 y 118) y cuenta con modernas técnicas de identificación genética animal. Con esas herramientas y el conocimiento de los especialistas que allí trabajan resolvieron más de 150 casos de abigeato en territorio bonaerense. En permanente contacto con la actividad rural, advirtió que con la expansión de la producción de soja las vacas tienen cada vez menos lugar de pastoreo.
¿Qué actividades se realizan en el instituto?
Somos algo así como los investigadores de las series de Estados Unidos que realizan estudios de ADN, pero nosotros los hacemos en animales. A veces la Justicia necesita detectar el origen de una muestra de sangre. En esos casos nuestro laboratorio se encarga de detectar, por ejemplo, si la muestra es de origen bovino, equino, humano o de alguna otra especie. Para eso utilizamos técnicas que sirven en la identificación genética de animales. Y a través de un convenio con el ministerio de Justicia llevamos adelante el Programa Provincial de Control de Abigeato. También hacemos estudios en alimentos. Certificamos si cumplen con determinados requisitos en su composición para la exportación. O en el caso de personas con alergia a algún tipo de leche podemos detectar si un queso tiene mayor proporción de leche de una especie animal que de otra como vaca, oveja o cabra.
¿Quiénes solicitan estos estudios?
La Justicia y algunas personas que están desarrollando sus microemprendimientos para exportar y necesitan la certificación del producto. También vienen criadores para chequear si una determinada patología que tiene un animal de su propiedad es de origen genético o no. Esto le sirve para orientar los cruzamientos y que esas problemáticas no se trasmitan de generación en generación. Por otra parte, desde 2002 existen muchos casos de robo de ganado, tráfico ilegal y comercialización de carnes en forma clandestina. Por eso los estudios de trazabilidad son importantes para identificar el origen del animal y evitar posibles problemas sanitarios. La trazabilidad permite marcar el recorrido del animal con todas las inspecciones por las que pasó hasta llegar como alimento a una góndola. Sirve para saber en qué parte de todo ese proceso pudo verse afectado o no y llegar con más calidad y seguridad al consumidor.
¿En el laboratorio detectaron carne proveniente del tráfico ilegal?
Sí. Identificamos carne de animales robados que era comercializada. Estos estudios han tenido dos efectos. Por un lado, que la gente sabe muchas veces quiénes roban, pero no pueden inculparlos porque no tienen pruebas suficientes. Entonces, la identificación genética es una prueba para que la Justicia pueda cortar con ese delito. Por otro lado, en los lugares donde estos casos se han resuelto por los análisis los robos han disminuido drásticamente, porque los que roban saben que se los puede inculpar.
¿El robo de ganado aumento en los últimos años?
Nosotros dividimos los casos de robo en dos. Uno es el famélico, que es el de la persona que lo hace para comer. Y el otro es el de aquellos que lo hacen para comercializar. Después de la crisis económica de 2001 hubo un mayor auge de los delitos. También hay mucha sustracción de caballos porque existen frigoríficos que los comercializan. Por eso sería bueno que, además de bovinos, haya un sistema de trazabilidad para la carne equina.
¿En qué lugares de la provincia de Buenos Aires se producen más robos?
Nosotros tenemos registrado un mapa del delito en la Provincia que lo vamos actualizando. En base a estadísticas y a casos que nos llegan armamos lo que denominamos como las zonas más calientes de abigeato. En esos lugares comenzamos a dar charlas a los fiscales y a los policías para que puedan saber cómo tienen que tomar las muestras, ante un caso de robo de animales, para que sea periciable.
¿Cuáles son esas zonas calientes?
Hay lugares dentro de la provincia de Buenos Aires que son más ganaderos que otros por eso también se ven más casos. Estas zonas que tienen una mayor producción son Azul, Trenque Lauquen y Bahía Blanca. Esto es de robo de ganado bovino. También hay muchas denuncias por sustracción de equinos.
¿El conflicto entre el Gobierno nacional y los ruralistas afectó la producción de ganado?
Estas relaciones siempre repercuten en la sensación de seguridad del criador y en sus objetivos. La gran discusión era por las producciones de soja, trigo y todo lo que estaba invadiendo nuestros campos y no por la producción de bovinos, que estaba siendo acorralada.Los tiempos para obtener un recurso en bovinos, en soja o en trigo son totalmente distintos. Eso también afecta la cantidad de animales porque al destinarse más hectáreas a la comercialización de granos las vacas tienen menos lugar de pastoreo natural. Argentina siempre se caracterizó por tener muy buena carne. Si los animales están bien criados en los campos tienen un montón de posibilidades de producción. Pero por comercializar con altos valores de exportación se los ha corrido. Esto es lamentable, pero se ve.
¿Cómo ve la expansión de la soja?
No estoy en contra de la soja ni mucho menos. Estoy a favor del crecimiento y del desarrollo tecnológico de la Argentina. También de que las universidades puedan aportar todos sus conocimientos para que un país como el nuestro, que es agrícola-ganadero, sea referente y nos perdamos ese liderazgo nunca. Aunque lo estamos perdiendo por nuestro comportamiento.