Acuicultura al más alto nivel tecnológico
La acuicultura ya tiene un alto nivel de sofisticación tecnológica en Argentina. Uno de los emprendimientos más avanzados se encuentra en Cañuelas, provincia de Buenos Aires, donde se producen alevinos de salmónidos que luego van a engordarse al Sur.
La acuicultura ya tiene un alto nivel de sofisticación tecnológica en Argentina. Uno de los emprendimientos más avanzados se encuentra en Cañuelas, provincia de Buenos Aires, donde se producen alevinos de salmónidos que luego van a engordarse al Sur. Luís Ruete Güemes es productor acuícola con su marca Laurihué, un emprendimiento que ya lleva cinco años en su campo de Cañuelas, Buenos Aires. Es la única empresa del país que importa ovas (huevos) embrionadas de trucha arco iris que vienen desde el estado de Washington, en el norte de los Estados Unidos, donde está la mejor genética del mundo en salmónidos. Ni bien las ovas llegan a Ezeiza son trasladadas rápidamente al criadero para que luego de la incubación (generalmente una semana) se conviertan en alevinos. Luego, cuando llegan a los 2 gramos de peso, esas crías se venden para ser engordados en otras salmoniculturas ubicadas principalmente en la Patagonia hasta llegar a los 400 gramos por animal, que es el peso estándar para vender en restoranes. Este tipo de producción es una de las que se mostrará en Expopesca entre el 17 y el 20 de septiembre en Mar del Plata. “Es una exposición que promete ser muy útil para quienes hacemos acuicultura de manera intensiva porque se podrá conocer una amplia gama de proveedores de bienes e insumos y de posibles compradores; abre el negocio y eso es muy bueno para el sector”, dice Ruete, para quien su primera idea del negocio de los salmónidos, curiosamente surgió hace siete años cuando se empezó a hacer la autopista Cañuelas-Monte. “Le vendí tierra de mi campo al obrador para relleno de las banquinas de la nueva autopista, entonces quedaron dos grandes pozos que luego se llenaron de agua. Tiramos unas truchas para ver qué pasaba con la pesca pero comercialmente no era viable. De todos modos eso sirvió para despertar la curiosidad y realizar un emprendimiento de alto nivel profesional; este negocio no se puede encarar produciendo en una laguna”, asegura Ruete. El sistema de producción de Laurihué esta dedicado desde hace 5 años, en forma interrumpida, exclusivamente a la actividad de salmonicultura intensiva, especializándose en el área de incubación de ovas embrionadas y cría de alevinos y juveniles de trucha Arco Iris (Onchorynchus mykiss). “Nuestro desarrollo se basa en genética importada de Estados Unidos con certificación de origen y libre de enfermedades, es muy superior a la que hay hoy en el país porque mientras nuestros productos pueden llegar a pesar un kilo en un año, los locales necesitan 10 meses para llegar a 400 gramos –cuenta Ruete-. Actualmente somos el único establecimiento del país certificado como libre de enfermedades por SENASA y la Dirección Nacional de Acuicultura (mediante métodos de biología molecular PCR) y autorizada a introducir juveniles a los embalses de las provincias de Neuquén por el CEAN (Centro de Ecología Aplicada Neuquén) y la Dirección Provincial del Medio Ambiente del Neuquén. Todos nuestros productos comercializados (ovas embrionadas, alevinos y juveniles) cuentan con certificación de libre de enfermedades”. Y eso es uno de los puntos más importantes de la cría de estos animales, debido a que hay siete enfermedades que si se detectan en un criadero no se pueden eliminar sino es matando toda la población de huevos, alevinos o adultos. Ruete asegura que lograr la producción ininterrumpida no fue cosa fácil. “Cuando se empieza a producir algo de manera tan intensiva y sin ninguna experiencia, te pegás muchos golpes hasta que la cosa se pone en marcha, porque se manipulan seres vivos que dependen absolutamente del manejo humano y cualquier error te puede hacer perder todo”. Actualmente el hatchery (como se denomina en la jerga a este tipo de criaderos) tiene una capacidad instalada para incubar un millón de ovas cada 45 días. “Desde que los engordadores de trucha han ido probando las ventajas de la genética que comercializamos, el trabajo de la hatchery ha ido creciendo en forma ininterrumpida”, dice Luis Compagnucci, que se desempeña desde los comienzos de Laurihué como Director Técnico del establecimiento. “La tecnología de cultivo es súper intensiva y en circuito cerrado utilizando para ello enfriadores de agua, filtros, reactores biológicos, bombas de recirculación, oxigenación y sistema de monitoreo permanente” aclara Compagnucci y agrega que la comercialización está solamente dirigida a aquellos productores y establecimientos de salmoniculturas registrados en el RENACUA de la Dirección Nacional de Acuicultura (SAGPyA), y se vende en forma permanente pero con previa reserva, de manera que las ovas que importamos ya están vendidas previamente. Las ovas de trucha que se importan son en general productos híbridos o denominados monosexos (ej: todas hembras) que, por su genética, tienen una mayor capacidad de engorde o de tardía madurez sexual. "Las ovas vienen acondicionadas en cajas diseñadas para tal efecto y es muy importante donde estamos ubicados geográficamente porque el traslado tiene que ser lo más veloz posible hasta el lugar de la incubación, pero además es un lugar estratégico porque no está cerca de las zonas de engorde y por lo tanto no hay riesgo de que ingresen y/ó egresen enfermedades, es un perfecto sitio de cuarentena”, explica el productor. Cuando ya están listos para la etapa de engorde, los alevinos son trasladados generalmente a la Patagonia. “Se los transporta en camiones cisterna llenos de agua, con una densidad de 30 kg de unidades por cada metro cúbico de agua, lo que equivale a 900 kg. de alevinos en un equipo de 28.000 litros. Según Compagnucci, “en Laurihué la investigación y el desarrollo son áreas prioritarias, y como consecuencia de ello es que desde enero de este año ya se cuenta con el primer lote de 100.000 juveniles de Salmón del Atlántico (Salmo salar) para el desarrollo técnico y comercial con vistas a comercializar smolts (estadío del pez con aptitud para ingresar a agua de mar) tanto de truchas como de Salmón del Atlántico a Chile”. También manifiesta el técnico que “para el próximo embarque de ovas ya empezamos a trabajar en trazabilidad, para lo cual fueron fundamentales distintos viajes a Estados Unidos en fortalecer la relación técnica con las empresas proveedoras ".