'En la Argentina tuvimos una mala prensa del campo, que puede cambiar'
Gabriela Levitus, directora de ArgenBio, consideró que hay una oportunidad para transparentar el debate sobre tecnologías y buenas prácticas.
Gabriela Levitus, directora de ArgenBio, consideró que hay una oportunidad para transparentar el debate sobre tecnologías y buenas prácticas.
La bióloga Gabriela Levitus, directora ejecutiva de ArgenBio (Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología) estuvo en Córdoba y mantuvo reuniones con la Comunidad Agroalimentaria y el Nodo Córdoba de la Red de Buenas Prácticas Agrícolas. Como coordinadora de la comisión de comunicación de esa red a nivel nacional, en diálogo con Agrovoz destacó el trabajo del nodo Córdoba, único en el interior, que acaba de incorporar más comisiones en BPA orientadas a ganadería, suelos y ordenamiento territorial.
–¿Qué información hay entre la gente común respecto de la biotecnología o los transgénicos en la agricultura?
Parecería que con los transgénicos es la primera vez que el hombre manipula los alimentos o los cultivos. Es como que antes comíamos productos de la naturaleza y con los transgénicos empezamos a comer productos artificiales. Cuando uno comunica sobre esto tiene que ir bastante más atrás y explicar el fitomejoramiento, el mejoramiento vegetal. Hoy el fitomejorador es un experto en genética, que tiene muchas herramientas; la más simple es cruzar y seleccionar. Cuando se va a buscar un gen de otro lado y se lo pone en las plantas parecería que se está corrompiendo la naturaleza y ahí es cuando la gente siente que se está yendo por un camino artificial.
–Hay inquietud por la cuestión ambiental, pero no se repara que una tecnología permite ahorrar agua, combustibles o insecticidas.
Es bastante ambigua la percepción del consumidor. En algunas situaciones está preocupado por el ambiente; por otro lado, está preocupado por lo que come o por los residuos de agroquímicos que quedan en los alimentos. Todo el mundo está preocupado por el residuo de glifosato que queda en el poroto de soja; la percepción del riesgo está totalmente distorsionada. Y esto es parte del problema. Esa distorsión está puesta sobre los granos o alimentos transgénicos. A la vez, la sociedad en todo el mundo está convencida de que los productos orgánicos son buenos para la salud. Sin embargo, conocemos de algunos casos reportados de daños, de retiros de mercado, por consumo de productos orgánicos debido a contaminación bacteriana. Inclusive hay gente que murió. Y a nadie le importa.
–Los transgénicos no tienen buena prensa...
No sólo eso; es tan fuerte la percepción buena del producto orgánico, que se puede poner evidencia sobre evidencia de lo contrario, que no importa. Esto es lo que se llama distorsión de la percepción del riesgo. Y cuanto más nos alejamos de la zona productiva, mucho peor.
–¿Qué temas están en la agenda del nodo Córdoba de la Red de Buenas Prácticas Agropecuarias?
Se han incorporado tres nuevas comisiones: las de ganadería, suelos y ordenamiento territorial, a las que fueron contempladas por las red nacional, que son las de capacitación, comunicación, cultivos extensivos, cultivos intensivos y normativas. El nodo Córdoba surge con mucha fuerza e interés de sus miembros; es el único nodo que existe fuera de la Red Nacional. Habla del interés y entusiasmo de grupos que ya estaban trabajando frente a una gran preocupación: las buenas prácticas agrícolas se tienen que implementar mejor, hacer que todos los productores estén al tanto. Esto puede servir como un trampolín para que la sociedad reciba mensajes un poco más claros y unificados sobre qué pasa en el campo. Porque parecería como una caja oscura, donde pasan cosas terribles. Y entonces hay que empezar a trasparentar que si algunas cosas no están bien cuáles son y hay que mejorar. Pero hay otras cosas que sí están bien y hay que contar, que sirvan como una especie de intercambio y de acuerdos con la sociedad; sobre todo por esta mala prensa que tiene el sector.
–¿Cómo impactan los tiempos políticos sobre cierta ideología anti-campo? ¿Eso puede cambiar según los vaivenes políticos?
Por un lado, tiendo a pensar que sí; que en los vaivenes políticos que tuvimos en la Argentina han hecho que se diga, por ejemplo, que la soja es buena o es mala. Fue como un ciclo, respondió a una coyuntura política. Pero, por otro lado, viendo el mundo, hay en general una demanda de hacer mejor las cosas en el campo y en la agricultura como un todo. Y hay una percepción del consumidor que no es del todo buena, aun en lugares como Estados Unidos donde la agricultura se enseña desde niños en la escuela. En la Argentina tuvimos una mala prensa del campo, acompañada de una cuestión político-ideológica, que podría cambiar. Lo que lamento es que todas estas cuestiones políticas impiden que discutamos las cosas que tenemos que discutir. Si la discusión soja-sojización está teñida de toda esa discusión política, estamos complicados, porque tenemos que discutir el tema de la sojización y la falta de rotaciones. Pero no la podemos discutir si estamos inmersos en este tironeo político-ideológico. Pienso que hay una oportunidad para trasparentar lo que está ocurriendo en el campo. Hay quienes hacen las cosas bien y quienes no las hacen tan bien. Eso no nos tiene que avergonzar, sino mostrar una realidad sobre la cual hay que trabajar. El vaso medio lleno es ese, que existen las buenas prácticas y hay un montón de entidades trabajando y asociaciones que tienen mucha experiencia; el gobierno también es parte. En la medida que eso ocurra, vamos por un camino más certero.
La bióloga Gabriela Levitus, directora ejecutiva de ArgenBio (Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología) estuvo en Córdoba y mantuvo reuniones con la Comunidad Agroalimentaria y el Nodo Córdoba de la Red de Buenas Prácticas Agrícolas. Como coordinadora de la comisión de comunicación de esa red a nivel nacional, en diálogo con Agrovoz destacó el trabajo del nodo Córdoba, único en el interior, que acaba de incorporar más comisiones en BPA orientadas a ganadería, suelos y ordenamiento territorial.
–¿Qué información hay entre la gente común respecto de la biotecnología o los transgénicos en la agricultura?
Parecería que con los transgénicos es la primera vez que el hombre manipula los alimentos o los cultivos. Es como que antes comíamos productos de la naturaleza y con los transgénicos empezamos a comer productos artificiales. Cuando uno comunica sobre esto tiene que ir bastante más atrás y explicar el fitomejoramiento, el mejoramiento vegetal. Hoy el fitomejorador es un experto en genética, que tiene muchas herramientas; la más simple es cruzar y seleccionar. Cuando se va a buscar un gen de otro lado y se lo pone en las plantas parecería que se está corrompiendo la naturaleza y ahí es cuando la gente siente que se está yendo por un camino artificial.
–Hay inquietud por la cuestión ambiental, pero no se repara que una tecnología permite ahorrar agua, combustibles o insecticidas.
Es bastante ambigua la percepción del consumidor. En algunas situaciones está preocupado por el ambiente; por otro lado, está preocupado por lo que come o por los residuos de agroquímicos que quedan en los alimentos. Todo el mundo está preocupado por el residuo de glifosato que queda en el poroto de soja; la percepción del riesgo está totalmente distorsionada. Y esto es parte del problema. Esa distorsión está puesta sobre los granos o alimentos transgénicos. A la vez, la sociedad en todo el mundo está convencida de que los productos orgánicos son buenos para la salud. Sin embargo, conocemos de algunos casos reportados de daños, de retiros de mercado, por consumo de productos orgánicos debido a contaminación bacteriana. Inclusive hay gente que murió. Y a nadie le importa.
–Los transgénicos no tienen buena prensa...
No sólo eso; es tan fuerte la percepción buena del producto orgánico, que se puede poner evidencia sobre evidencia de lo contrario, que no importa. Esto es lo que se llama distorsión de la percepción del riesgo. Y cuanto más nos alejamos de la zona productiva, mucho peor.
–¿Qué temas están en la agenda del nodo Córdoba de la Red de Buenas Prácticas Agropecuarias?
Se han incorporado tres nuevas comisiones: las de ganadería, suelos y ordenamiento territorial, a las que fueron contempladas por las red nacional, que son las de capacitación, comunicación, cultivos extensivos, cultivos intensivos y normativas. El nodo Córdoba surge con mucha fuerza e interés de sus miembros; es el único nodo que existe fuera de la Red Nacional. Habla del interés y entusiasmo de grupos que ya estaban trabajando frente a una gran preocupación: las buenas prácticas agrícolas se tienen que implementar mejor, hacer que todos los productores estén al tanto. Esto puede servir como un trampolín para que la sociedad reciba mensajes un poco más claros y unificados sobre qué pasa en el campo. Porque parecería como una caja oscura, donde pasan cosas terribles. Y entonces hay que empezar a trasparentar que si algunas cosas no están bien cuáles son y hay que mejorar. Pero hay otras cosas que sí están bien y hay que contar, que sirvan como una especie de intercambio y de acuerdos con la sociedad; sobre todo por esta mala prensa que tiene el sector.
–¿Cómo impactan los tiempos políticos sobre cierta ideología anti-campo? ¿Eso puede cambiar según los vaivenes políticos?
Por un lado, tiendo a pensar que sí; que en los vaivenes políticos que tuvimos en la Argentina han hecho que se diga, por ejemplo, que la soja es buena o es mala. Fue como un ciclo, respondió a una coyuntura política. Pero, por otro lado, viendo el mundo, hay en general una demanda de hacer mejor las cosas en el campo y en la agricultura como un todo. Y hay una percepción del consumidor que no es del todo buena, aun en lugares como Estados Unidos donde la agricultura se enseña desde niños en la escuela. En la Argentina tuvimos una mala prensa del campo, acompañada de una cuestión político-ideológica, que podría cambiar. Lo que lamento es que todas estas cuestiones políticas impiden que discutamos las cosas que tenemos que discutir. Si la discusión soja-sojización está teñida de toda esa discusión política, estamos complicados, porque tenemos que discutir el tema de la sojización y la falta de rotaciones. Pero no la podemos discutir si estamos inmersos en este tironeo político-ideológico. Pienso que hay una oportunidad para trasparentar lo que está ocurriendo en el campo. Hay quienes hacen las cosas bien y quienes no las hacen tan bien. Eso no nos tiene que avergonzar, sino mostrar una realidad sobre la cual hay que trabajar. El vaso medio lleno es ese, que existen las buenas prácticas y hay un montón de entidades trabajando y asociaciones que tienen mucha experiencia; el gobierno también es parte. En la medida que eso ocurra, vamos por un camino más certero.