Un espacio para pensar y administrar la ciencia
Se inauguró un Polo Científico Tecnológico en Palermo. Habrá en el mismo un instituto dedicado a la ingeniería genética y la biotecnología.
Había obreros con cascos amarillos muy cerca de científicos y bailarines. Funcionarios públicos argentinos con investigadores de Alemania. Hubo una mezcla extraña en el acto de la inauguración del Polo Científico Tecnológico, pero anticipó mucho de lo que pasará en el predio pronto.
Será el gran espacio donde se pensará y administrará gran parte de la ciencia y la tecnología del país. Se hará investigación propiamente dicha, incluyendo nuevos tratamientos para enfermedades como la esquizofrenia, desarrollos en nanotecnología y estudios para la inclusión social. También contendrá un lugar como un museo, en el que se divulgará el conocimiento.
La Presidenta explicó en su discurso que no concebía al conocimiento como algo “aislado”. Aclaró que “al contrario, es un conocimiento, una ciencia y una tecnología que interactúan con la comunidad, con la economía, con la salud, para a través de la innovación tecnológica agregar valor a nuestra economía”.
En uno de los edificios del Polo funcionará la sede del Ministerio de Ciencia. En otro, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que otorga subsidios. También estará el Instituto de Biomedicina asociado con la Sociedad Max Planck de Alemania (su presidente, Peter Gruss, también estuvo presente ayer): será el primer centro en su tipo en toda Sudamérica. “Nos dedicaremos a entender los mecanismos moleculares de enfermedades, como Alzheimer, depresión, Parkinson, diabetes y tumores del cerebro –contó su director Eduardo Arzt–. El acercamiento será original con bioinformática y modelado”.
Habrá aun más institutos, según detalló ayer el titular de la cartera de Ciencia, Lino Barañao: uno estará dedicado a la ingeniería genética y la biotecnología, que será de las Naciones Unidas; otro centro de diseño industrial en conjunto con Italia; más otros institutos vinculados con Francia, México y Brasil. Todos los institutos interactuarán entre sí.
Será el gran espacio donde se pensará y administrará gran parte de la ciencia y la tecnología del país. Se hará investigación propiamente dicha, incluyendo nuevos tratamientos para enfermedades como la esquizofrenia, desarrollos en nanotecnología y estudios para la inclusión social. También contendrá un lugar como un museo, en el que se divulgará el conocimiento.
La Presidenta explicó en su discurso que no concebía al conocimiento como algo “aislado”. Aclaró que “al contrario, es un conocimiento, una ciencia y una tecnología que interactúan con la comunidad, con la economía, con la salud, para a través de la innovación tecnológica agregar valor a nuestra economía”.
En uno de los edificios del Polo funcionará la sede del Ministerio de Ciencia. En otro, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que otorga subsidios. También estará el Instituto de Biomedicina asociado con la Sociedad Max Planck de Alemania (su presidente, Peter Gruss, también estuvo presente ayer): será el primer centro en su tipo en toda Sudamérica. “Nos dedicaremos a entender los mecanismos moleculares de enfermedades, como Alzheimer, depresión, Parkinson, diabetes y tumores del cerebro –contó su director Eduardo Arzt–. El acercamiento será original con bioinformática y modelado”.
Habrá aun más institutos, según detalló ayer el titular de la cartera de Ciencia, Lino Barañao: uno estará dedicado a la ingeniería genética y la biotecnología, que será de las Naciones Unidas; otro centro de diseño industrial en conjunto con Italia; más otros institutos vinculados con Francia, México y Brasil. Todos los institutos interactuarán entre sí.