Técnica de inoculación para el cultivo de maní
Una investigación demostró la forma más efectiva de aplicar inoculantes sobre las leguminosas en los cultivos de maní. El método resulta mucho más conveniente y económico que la fertilización química, y genera un aporte inédito a la industria manisera de la provincia de Córdoba.
Una investigación demostró la forma más efectiva de aplicar inoculantes sobre las leguminosas en los cultivos de maní. El método resulta mucho más conveniente y económico que la fertilización química, y genera un aporte inédito a la industria manisera de la provincia de Córdoba.
Un estudio llevado a cabo por el doctor Pablo Bogino, de la Facultad de Ciencias Exactas, reveló cuál es la forma más efectiva de aplicar inoculantes sobre las leguminosas, en particular en los cultivos de maní. El investigador descubrió que la aplicación del inoculante directamente en el suelo y en forma previa a la siembra, llamada “inoculación en surco”, es una herramienta tecnológica más adecuada que el método por el que se inocula la semilla, en los cultivos de maní. Los inoculantes son bacterias fijadoras de nitrógeno que aportan energía a la leguminosa. La investigación confirmó que la inoculación en surco otorga mayores beneficios y permite que el inoculante cumpla eficientemente su rol.
Los inoculantes son preparados líquidos que contienen bacterias naturales del género Rhizobium y Bradyrhizobium, capaces de establecer una relación simbiótica entre bacteria y leguminosa, para generar energía. Así, bacteria y planta se convierten en socios. Bogino explicó a InfoUniversidades que “las bacterias o rizobios del género Bradyrhizobios sp. usan el nitrógeno atmosférico y lo convierten en compuestos nitrogenados asimilables por la planta de maní, de manera que generan una poderosa fuente de energía”. Este proceso es conocido como “fijación biológica de nitrógeno”.
Según el investigador, la inoculación es una práctica sana y muy difundida en los países de alta tecnología agrícola, ya que contribuye a la conservación de suelos, ahorra recursos no renovables y energía, y propicia el empleo de técnicas que mantienen los sistemas ecológicos y amigables con el medio ambiente. También remarcó que “la inoculación siempre redunda en un mejor rendimiento de los cultivos y mayor contenido de nitrógeno de los granos. Es una tecnología moderna, económica, simple de aplicar y sumamente beneficiosa”.
La técnica de aplicación de los inoculantes directa al suelo previo a la siembra “además de ubicar células viables en el perfil del suelo y permitir una mejor infección del sistema radical de la leguminosa, evita el daño que sufre el tegumento de la semilla durante el peleteo y supera los efectos adversos que los fungicidas y pesticidas, aplicados sobre la semilla, tienen sobre los rizobios”, concluyó el especialista.
La investigación consistió en un estudio con escala a campo y en laboratorio realizado en cultivos ubicados en Río Cuarto, Chaján, General Cabrera, La Aguada y Vicuña Mackenna.
Un estudio llevado a cabo por el doctor Pablo Bogino, de la Facultad de Ciencias Exactas, reveló cuál es la forma más efectiva de aplicar inoculantes sobre las leguminosas, en particular en los cultivos de maní. El investigador descubrió que la aplicación del inoculante directamente en el suelo y en forma previa a la siembra, llamada “inoculación en surco”, es una herramienta tecnológica más adecuada que el método por el que se inocula la semilla, en los cultivos de maní. Los inoculantes son bacterias fijadoras de nitrógeno que aportan energía a la leguminosa. La investigación confirmó que la inoculación en surco otorga mayores beneficios y permite que el inoculante cumpla eficientemente su rol.
Los inoculantes son preparados líquidos que contienen bacterias naturales del género Rhizobium y Bradyrhizobium, capaces de establecer una relación simbiótica entre bacteria y leguminosa, para generar energía. Así, bacteria y planta se convierten en socios. Bogino explicó a InfoUniversidades que “las bacterias o rizobios del género Bradyrhizobios sp. usan el nitrógeno atmosférico y lo convierten en compuestos nitrogenados asimilables por la planta de maní, de manera que generan una poderosa fuente de energía”. Este proceso es conocido como “fijación biológica de nitrógeno”.
Según el investigador, la inoculación es una práctica sana y muy difundida en los países de alta tecnología agrícola, ya que contribuye a la conservación de suelos, ahorra recursos no renovables y energía, y propicia el empleo de técnicas que mantienen los sistemas ecológicos y amigables con el medio ambiente. También remarcó que “la inoculación siempre redunda en un mejor rendimiento de los cultivos y mayor contenido de nitrógeno de los granos. Es una tecnología moderna, económica, simple de aplicar y sumamente beneficiosa”.
La técnica de aplicación de los inoculantes directa al suelo previo a la siembra “además de ubicar células viables en el perfil del suelo y permitir una mejor infección del sistema radical de la leguminosa, evita el daño que sufre el tegumento de la semilla durante el peleteo y supera los efectos adversos que los fungicidas y pesticidas, aplicados sobre la semilla, tienen sobre los rizobios”, concluyó el especialista.
La investigación consistió en un estudio con escala a campo y en laboratorio realizado en cultivos ubicados en Río Cuarto, Chaján, General Cabrera, La Aguada y Vicuña Mackenna.