'Debemos trabajar en la adaptación al cambio climático'
Lo dijo Carlos Casamiquela, ministro de Agricultura de la Nación, en el Foro Internacional. Además, aseguró que "la estrategia del país debe ser aumentar la producción y trabajar en la mitigación de las emisiones".
Lo dijo Carlos Casamiquela, ministro de Agricultura de la Nación, en el Foro Internacional. Además, aseguró que "la estrategia del país debe ser aumentar la producción y trabajar en la mitigación de las emisiones".
Con una intensa e innovadora jornada de presentaciones para entender qué es el cambio climático y cuáles son sus consecuencias, se realizó el primer Foro Internacional sobre la temática, organizado por el Ministerio de Agricultura de la Nación, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y el INTA en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El encuentro, que contó con la asistencia de más de 3.200 personas, reunió a expertos e investigadores en clima y meteorología de todo el mundo.
Acompañado por Gabriel Delgado, secretario de Agricultura de la Nación, Sergio Lorusso, secretario de Medio Ambiente, y Francisco Anglesio, presidente del INTA, Carlos Casamiquela, ministro de Agricultura de la Nación, consideró que “el cambio climático es hoy” y puede ser abordado, analizado y discutido desde diferentes puntos de vista. Junto con la seguridad alimentaria, “son los mayores desafíos que tenemos para solucionar el acceso de toda la población a los alimentos”, sostuvo.
Casamiquela aseguró que “la estrategia del país tiene que ir en dos líneas de acción centrales: aumentar la producción, haciendo hincapié en multiplicar los rindes por hectárea, y trabajar en la adaptación y la mitigación, con alto grado de racionalidad en la producción de alimentos porque, en el mundo, se desperdicia el 30 %”.
Según datos aportados en la apertura del Foro, de los 195 países en el mundo, 10 son los mayores responsables de emitir un 72 % del total de gases de efecto invernadero y tienen el 60 % de la población y el 74 % de los recursos. En cambio, la Argentina con una población que representa el 0,6 % del mundo y con un producto bruto de 1,9, aporta un 0,88 % del total de las emisiones.
“Esto muestra que los países más desarrollados y de alto nivel de consumo, son los que tienen las capacidades humanas y económicas para hacerse responsables de la disminución de las emisiones”, expresó el ministro de Agricultura.
Del total de las emisiones registradas en la Argentina, un 0,27 % corresponde a la agricultura, una cifra de baja incidencia y que no afecta globalmente. “Por lo tanto, el impacto y la responsabilidad a la hora de reducir emisiones es de quienes más emiten”, afirmó el titular de la cartera agropecuaria quien además informó: “Estamos trabajando en modificar el modelo tradicional de producción pensando en un país proveedor de alimentos y no de materias primas”.
El cambio climático no sólo afecta a la producción sino que influye en las condiciones de vida. En este sentido, Lorusso señaló que “los países desarrollados tienen una deuda ambiental que tiene que ser pagada en forma de tecnología, de buenas prácticas y transferencia permanente de conocimientos que nos permitan bajar el nivel de emisiones”.
En el inventario de gases de efecto invernadero de la Argentina se hace hincapié en las emisiones de las áreas energética y agrícola. Aunque, no se debe perder de vista que “cada punto energético sirve para aumentar el PBI, cada punto agrícola es para producir más y mejor alimento para el mundo”, analizó Lorusso para quien “desde cualquier lugar que se lo mire, cada punto de emisión le permite a la Argentina ganar en adaptabilidad para proteger de la mejor manera a los que menos tienen”.
Por su parte, Delgado hizo referencia a la importancia de la palabra “sensibilización” para abordar el problema del cambio climático “con una mirada ambiental de lo productivo y productivo de lo ambiental”.
En este sentido, se refirió a las proyecciones y escenarios que se plantean de cara al 2050, que obligan a poner sobre la mesa las consecuencias de producir alimentos para una población de 9.000 millones de habitantes, con una creciente agenda de desperdicio de alimentos. “El futuro no se espera, se construye”, dijo Delgado, quien afirmó: “El cambio climático está hoy por eso debemos avanzar en los impactos que genere y no esperar al 2050. Para esto, la conexión entre la investigación y la realidad es un desafío de nuestras instituciones”.
Según Rubén Echeverría, director general del CIAT Colombia, el clima y la agricultura van de la mano: “La agricultura ha dañado al clima y el clima le pega muy fuerte a la agricultura, por lo que debemos hacer que esta conexión se desarrolle mejor”.
Con una visión optimista, Echeverría aseguró: “Los institutos de investigación agrícola, como el INTA, las universidades, organizaciones de la sociedad civil y los centros internacionales tenemos un gran aporte que hacer y deberíamos estar menos fragmentados y más coordinados institucionalmente para hacer frente a esta situación”.
Además, coincidió con el Papa Francisco al decir que “colectivamente deberíamos hacer un esfuerzo mucho más grande para tener una agricultura más sostenible y diversificada”. En este sentido, agregó: “Esta es una gran oportunidad para trabajar juntos, es un gran momento para una cooperación internacional más fluida”.
El director general del CIAT expresó: “La Argentina fue pionera en la tecnología de siembra directa y muchos países se están preguntando cómo adaptar y adoptar lo que se está haciendo en este país”. En esa línea, aseguró que “hay un sinnúmero de buenas prácticas referidas al manejo de suelos, de agua, cultivos, ganado, manejo forestal y pesca, que pueden ser replicadas”.
Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA, hizo un análisis de cuál es la mirada del cambio climático a través de los diferentes sectores: productores, empresas y Estado, diferenciando las percepciones de riesgo que tiene cada uno.
“A un productor le interesa saber qué pasa hoy, qué va a pasar en esta campaña y qué cultivos van a ser afectados”, ejemplificó Di Bella y comparó: “Un empresario o acopiador, tiene una visión a mediano plazo y le interesa saber cuántas toneladas de grano va a haber, quiénes lo van a comprar, cómo va a hacer para exportar y de qué calidad serán los productos”.
En cambio, el en Estado prima la visión de largo plazo. “Debe promover la ciencia, la tecnología y la investigación asociadas al cambio climático”, indicó Di Bella quien concluyó: “El cambio climático está hoy presente, por lo que hoy tenemos que actuar y buscar soluciones inteligentes, coordinadas, donde cada actor sea protagonista y tire para el mismo lado”.
El foro contó también con la participación de Francisco Anglesio y José Catalano –presidente y vicepresidente del INTA, respectivamente–, Héctor Espina –jefe de gabinete de unidad de ministros de Agricultura–, Ricardo Mena –jefe de la Oficina Regional de la Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR-las Américas)–, Jean-Pascal Van Ypersele –vicepresidente y candidato a presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)–, y Rafael Echeverri –director técnico del Programa Iberoamericano de Cooperación en Gestión Territorial Proterritorios–, entre otras autoridades.
Convenio por el clima
Durante el encuentro internacional, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y el representante del CIAT firmaron un convenio marco de cooperación técnica para impulsar el trabajo conjunto.
Entre los principales aspectos del acuerdo se destaca la investigación aplicada en cambio climático y adaptación de la agricultura, la innovación en introducción de nuevas variedades de especies forrajeras y combinación con otras producciones, como legumbres y ganadería silvopastoril. Además, incluye el estudio de las emisiones de gases de efecto invernadero sobre distintos suelos y cultivos relacionados a la producción agropecuaria, entre otros.
Para Casamiquela, la firma de este convenio representa una gran oportunidad “para que nuestros centros de investigación trabajen en conjunto”.
Por su parte, Echeverría destacó la importancia del acuerdo “porque la investigación aplicada y estratégica internacional en estos temas tiene que ir de la mano de la política”.
“Esta es una muy buen oportunidad si logramos articular y trabajar en conjunto porque no tenemos que esperar al futuro. La Argentina es líder en el desarrollo de buenas prácticas agrícolas y puede exportar esas tecnologías a todo el mundo”, aseguró Echeverría.
Con una intensa e innovadora jornada de presentaciones para entender qué es el cambio climático y cuáles son sus consecuencias, se realizó el primer Foro Internacional sobre la temática, organizado por el Ministerio de Agricultura de la Nación, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y el INTA en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El encuentro, que contó con la asistencia de más de 3.200 personas, reunió a expertos e investigadores en clima y meteorología de todo el mundo.
Acompañado por Gabriel Delgado, secretario de Agricultura de la Nación, Sergio Lorusso, secretario de Medio Ambiente, y Francisco Anglesio, presidente del INTA, Carlos Casamiquela, ministro de Agricultura de la Nación, consideró que “el cambio climático es hoy” y puede ser abordado, analizado y discutido desde diferentes puntos de vista. Junto con la seguridad alimentaria, “son los mayores desafíos que tenemos para solucionar el acceso de toda la población a los alimentos”, sostuvo.
Casamiquela aseguró que “la estrategia del país tiene que ir en dos líneas de acción centrales: aumentar la producción, haciendo hincapié en multiplicar los rindes por hectárea, y trabajar en la adaptación y la mitigación, con alto grado de racionalidad en la producción de alimentos porque, en el mundo, se desperdicia el 30 %”.
Según datos aportados en la apertura del Foro, de los 195 países en el mundo, 10 son los mayores responsables de emitir un 72 % del total de gases de efecto invernadero y tienen el 60 % de la población y el 74 % de los recursos. En cambio, la Argentina con una población que representa el 0,6 % del mundo y con un producto bruto de 1,9, aporta un 0,88 % del total de las emisiones.
“Esto muestra que los países más desarrollados y de alto nivel de consumo, son los que tienen las capacidades humanas y económicas para hacerse responsables de la disminución de las emisiones”, expresó el ministro de Agricultura.
Del total de las emisiones registradas en la Argentina, un 0,27 % corresponde a la agricultura, una cifra de baja incidencia y que no afecta globalmente. “Por lo tanto, el impacto y la responsabilidad a la hora de reducir emisiones es de quienes más emiten”, afirmó el titular de la cartera agropecuaria quien además informó: “Estamos trabajando en modificar el modelo tradicional de producción pensando en un país proveedor de alimentos y no de materias primas”.
El cambio climático no sólo afecta a la producción sino que influye en las condiciones de vida. En este sentido, Lorusso señaló que “los países desarrollados tienen una deuda ambiental que tiene que ser pagada en forma de tecnología, de buenas prácticas y transferencia permanente de conocimientos que nos permitan bajar el nivel de emisiones”.
En el inventario de gases de efecto invernadero de la Argentina se hace hincapié en las emisiones de las áreas energética y agrícola. Aunque, no se debe perder de vista que “cada punto energético sirve para aumentar el PBI, cada punto agrícola es para producir más y mejor alimento para el mundo”, analizó Lorusso para quien “desde cualquier lugar que se lo mire, cada punto de emisión le permite a la Argentina ganar en adaptabilidad para proteger de la mejor manera a los que menos tienen”.
Por su parte, Delgado hizo referencia a la importancia de la palabra “sensibilización” para abordar el problema del cambio climático “con una mirada ambiental de lo productivo y productivo de lo ambiental”.
En este sentido, se refirió a las proyecciones y escenarios que se plantean de cara al 2050, que obligan a poner sobre la mesa las consecuencias de producir alimentos para una población de 9.000 millones de habitantes, con una creciente agenda de desperdicio de alimentos. “El futuro no se espera, se construye”, dijo Delgado, quien afirmó: “El cambio climático está hoy por eso debemos avanzar en los impactos que genere y no esperar al 2050. Para esto, la conexión entre la investigación y la realidad es un desafío de nuestras instituciones”.
Según Rubén Echeverría, director general del CIAT Colombia, el clima y la agricultura van de la mano: “La agricultura ha dañado al clima y el clima le pega muy fuerte a la agricultura, por lo que debemos hacer que esta conexión se desarrolle mejor”.
Con una visión optimista, Echeverría aseguró: “Los institutos de investigación agrícola, como el INTA, las universidades, organizaciones de la sociedad civil y los centros internacionales tenemos un gran aporte que hacer y deberíamos estar menos fragmentados y más coordinados institucionalmente para hacer frente a esta situación”.
Además, coincidió con el Papa Francisco al decir que “colectivamente deberíamos hacer un esfuerzo mucho más grande para tener una agricultura más sostenible y diversificada”. En este sentido, agregó: “Esta es una gran oportunidad para trabajar juntos, es un gran momento para una cooperación internacional más fluida”.
El director general del CIAT expresó: “La Argentina fue pionera en la tecnología de siembra directa y muchos países se están preguntando cómo adaptar y adoptar lo que se está haciendo en este país”. En esa línea, aseguró que “hay un sinnúmero de buenas prácticas referidas al manejo de suelos, de agua, cultivos, ganado, manejo forestal y pesca, que pueden ser replicadas”.
Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA, hizo un análisis de cuál es la mirada del cambio climático a través de los diferentes sectores: productores, empresas y Estado, diferenciando las percepciones de riesgo que tiene cada uno.
“A un productor le interesa saber qué pasa hoy, qué va a pasar en esta campaña y qué cultivos van a ser afectados”, ejemplificó Di Bella y comparó: “Un empresario o acopiador, tiene una visión a mediano plazo y le interesa saber cuántas toneladas de grano va a haber, quiénes lo van a comprar, cómo va a hacer para exportar y de qué calidad serán los productos”.
En cambio, el en Estado prima la visión de largo plazo. “Debe promover la ciencia, la tecnología y la investigación asociadas al cambio climático”, indicó Di Bella quien concluyó: “El cambio climático está hoy presente, por lo que hoy tenemos que actuar y buscar soluciones inteligentes, coordinadas, donde cada actor sea protagonista y tire para el mismo lado”.
El foro contó también con la participación de Francisco Anglesio y José Catalano –presidente y vicepresidente del INTA, respectivamente–, Héctor Espina –jefe de gabinete de unidad de ministros de Agricultura–, Ricardo Mena –jefe de la Oficina Regional de la Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR-las Américas)–, Jean-Pascal Van Ypersele –vicepresidente y candidato a presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)–, y Rafael Echeverri –director técnico del Programa Iberoamericano de Cooperación en Gestión Territorial Proterritorios–, entre otras autoridades.
Convenio por el clima
Durante el encuentro internacional, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y el representante del CIAT firmaron un convenio marco de cooperación técnica para impulsar el trabajo conjunto.
Entre los principales aspectos del acuerdo se destaca la investigación aplicada en cambio climático y adaptación de la agricultura, la innovación en introducción de nuevas variedades de especies forrajeras y combinación con otras producciones, como legumbres y ganadería silvopastoril. Además, incluye el estudio de las emisiones de gases de efecto invernadero sobre distintos suelos y cultivos relacionados a la producción agropecuaria, entre otros.
Para Casamiquela, la firma de este convenio representa una gran oportunidad “para que nuestros centros de investigación trabajen en conjunto”.
Por su parte, Echeverría destacó la importancia del acuerdo “porque la investigación aplicada y estratégica internacional en estos temas tiene que ir de la mano de la política”.
“Esta es una muy buen oportunidad si logramos articular y trabajar en conjunto porque no tenemos que esperar al futuro. La Argentina es líder en el desarrollo de buenas prácticas agrícolas y puede exportar esas tecnologías a todo el mundo”, aseguró Echeverría.